miércoles, 3 de febrero de 2010

Entrevista en el diario El País - ENTREVISTA: SIDI MOHAMED BARKAT Filósofo









"La lucha de clases se ha trasladado al interior de cada trabajador"



"El trabajador ha sido transformado en una especie de empleador de sí mismo. El sujeto emplea al cuerpo. La lucha de clases se ha trasladado al interior del individuo". La serie de suicidios ocurridos en Francia en los lugares de trabajo sería una de las consecuencias de esta nueva organización del trabajo. Ésta es la tesis que sostiene el filósofo Sidi Mohamed Barkat (Tlemcen, Argelia, 1948), profesor e investigador del Departamento de Ergonomía y Ecología Humana de la Universidad de la Sorbona, que ayer pronunció una conferencia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona sobre El futuro del trabajo.

"El que se suicida nos convoca para ver lo que los demás no vemos"

"El trabajo ha desbordado su esfera para invadir la de lo privado"

"La gente corre, no sólo por el salario o por reconocimiento, corre por correr"

Barkat, que fue director del Colegio Internacional de Filosofía de París combina su condición de académico en la más pura tradición de la excelencia francesa, con sus orígenes argelinos, lo que le ha permitido investigar en el campo de las identidades de los individuos y hurgar sin trabas en la memoria de la colonización o el terror como arma política. Los franceses contra el terror de Estado. Argelia 1954-1962 y Les artifices du pouvoir colonial et la destruction de la vie (Éditions d'Amsterdam, 2005), son dos de sus obras más importantes. Actualmente estudia los cambios sustanciales que se están produciendo en la organización del trabajo y los conflictos que generan.

Pregunta. ¿El fordismo, la organización del trabajo surgida del sistema de producción en cadena creado por Henry Ford, ya no rige nuestras sociedades?
Respuesta. Los sindicatos se batían por reducir el número de horas y aumentar los salarios y, en menor medida, controlaban las condiciones de trabajo, pero no tocaban lo que pasaba dentro del trabajo. Un sistema que ha permitido el desarrollo de la sociedad de consumo, el crecimiento económico, pero que no ha tratado la cuestión de la existencia, de la respiración.
P. ¿Dónde respiraban?
R. Los trabajadores respiraban fuera del trabajo. Con el dinero se podía acceder al mundo, se podía entrar en una comunidad -la comunidad nacional-, un mundo -la civilización- y un espacio -el territorio del país-. Eran objetos de amor y conformaban la identidad.
P. Ahora ya no respiran...
R. La nueva organización del trabajo ha cambiado este relato y los suicidios son el grito desesperado de los trabajadores que sucumben. El Gobierno buscó una razón para los suicidios y los atribuyó a problemas personales. Para mí son un grito de revuelta ante una situación que nos desborda y de la que no podemos escapar; el suicidio abre una brecha para poder tomar el aire, es una cuchillada, como lo fue realmente en el caso de un trabajador de France Télécom que en medio de una reunión se clavó un cuchillo en el abdomen. El que se suicida nos convoca para ver lo que los demás no vemos. Nuestra civilización no es consciente de que está produciendo muertos vivientes, zombis.
P. ¿Se trata de una cuestión de productividad? ¿Cuál es el factor determinante de este cambio?
R. La evaluación individualizada de la productividad crea una división en el interior de la persona. El trabajador ha sido transformado en una especie de empleador de sí mismo. En algunos sectores, ciertamente, se le ha concedido un grado considerable de autonomía, e incluso se puede decir que es más libre. Pero lo que sucede es que una parte de sí mismo -el sujeto- va a emplear a la otra parte -el cuerpo- y le va a pedir una serie de cosas. Si los objetivos que se impone son muy elevados, el sujeto puede pedirle al cuerpo tal vez lo imposible y es así como el cuerpo va a trabajar, no sólo en la empresa, sino fuera de la empresa; por ejemplo, pidiendo al marido o a la esposa que le ayude; formándose a su propio coste. El trabajo ha desbordado completamente su esfera para invadir la esfera de lo privado. Incluso a los trabajadores se les regala material como ordenadores, teléfonos, etcétera.
P. ¿Para ayudarles a trabajar?
R. En realidad para ayudarles a transportar su trabajo fuera del espacio de su trabajo. Ahí es donde empieza el conflicto entre el sujeto que ordena y el cuerpo que obedece. El cuerpo pensante, que es flexible y ligero, no puede serlo más que manteniendo una cierta economía vital; si se le empuja demasiado lejos, es como una máquina a la que se le pide más de la cuenta y se rompe. En lugar de producir ligereza e invención produce pesadez
P. ¿De dónde viene esta contradicción?
R. De las nuevas técnicas de gestión empresarial. Se dijo que los trabajadores ya no tenían razones para sentirse enfrentados al capital; se dijo: hemos hecho del asalariado su propio patrón, ya no hay lucha de clases. Pero el capital -ahora en forma de capital financiero- y el trabajo siguen estando ahí y el conflicto se ha trasladado.
P. ¿Dónde se ha trasladado el conflicto?
R. Hemos trasladado el antagonismo social al interior del individuo. El conflicto social estaba regulado por las negociaciones entre la patronal y los sindicatos, por las reglamentaciones etcétera y por lo que antes definíamos como la comunidad nacional, la identidad..., pero ahora el conflicto está dentro del individuo, y este conflicto es el que lleva a explotar, el suicidio. Se puede hablar de acoso laboral, de jefes malvados, y es cierto, esto está ahí y hay que denunciarlo, pero no es eso lo que sucede dentro de este individuo que se suicida, no es el patrón, es él mismo. No hay manera de establecer una mediación entre uno y uno mismo.
P. ¿Cuál sería el sistema?
R. La cuestión fundamental es cómo se hace correr a la gente. Si usted sólo quiere simplemente trabajar, no le darán ese empleo. Por esto se busca sólo a jóvenes, a gente que cree en esa idea de que son ganadores y no perdedores y que están dispuestos a comprometerse en el éxito, que están por la acción; gente que quiere moverse... El movimiento es el elemento determinante. El segundo elemento es la polivalencia y la reestructuración, lo que supone sustituir la existencia. Pero esta misma regla permite que la empresa diga regularmente que no hacen suficiente. La gente corre para atrapar, no sólo el salario, no sólo el reconocimiento, corre por el simple hecho de correr. Cuando se corre se crea un hilo y si uno se para, el hilo se rompe. Correr es trazar una línea. Esta línea no existe. Sólo existe cuando se corre.


J. M. MARTÍ FONT - Barcelona - 26/01/2010

El Pais (26 de Enero 2010)

2 comentarios:

FRANK RUFFINO dijo...

Amigos de este espacio:

El poeta y el artista debe ser consecuente con la realidad actual, interpretada exactamente por el filósofo Sidi Mohame. Por estar inmerso el individuo en este sistema que aliena, produce "zombis" agresivos: si el salario no le alcanza para tener y tener, entonces delinque.
Como siempre he dicho: uno no puede estar pensando en la amada, la rosa, la luna, mientras en los pies el fuego nos va consumiendo. Es un desfase, una incoherencia. Creo si estuviéramos en un lecho de rosas eso sería normal cantar de las bondades de un mundo así, pero en este tiempo que nos toca vamos más del lado de las espinas por no decir plomo, puñal, leño, tubo... Vivimos encarcelados, la Edad Media ha vuelto, el oscurantismo se cierne sobre la faz de la tierra, porque en aquel tiempo la ignorancia se cebaba con las mentes, ahora no se justifica esta etapa negra. La gente anda más confundida que nunca, y creo, ello se debe a que aún creen en la religión. Es como un gran sentimiento de culpa colectivo que felizmente no comparto: hasta los pastores caen y después sacan su eterno as bajo la manga argumentando que el diablo les puso obstáculos para no cumplir con la obra que el “Señor” les ha encomendado. Desde los 16 años me reciclé espiritualmente: no sigo a ningún dios de la gran oferta, así mi espíritu no está amarrado a las tontas reglas de la religión: es libérrimo. Que sea oveja el que desee seguir a los lobos disfrazados de ovejas alfas (estafadores espirituales)… Esto y más, pues soy escéptico hasta conmigo mismo, deseo comunicar en mis humildes textos.

Pero este mundo que relata este filósofo, es un mundo que se revuelve entre las viejas prácticas y el neoliberalismo.
Traigo el ejemplo de Las Malvinas, es algo que traerá guerra sin duda alguna: ese petróleo, como las islas son argentinos. Este neocolonialismo es aberrante.
Aquí en Costa Rica los chinos ya vienen a degenerar todo por medio de un tratado de "libre" comercio: salud, ambiente, soberanía, cultura... (El gobierno neoliberal de los Arias y sus títeres van a dejar que el mercado salvaje sea quien domine las vidas de todos). Pero con ellos (gobierno chino, no el noble pueblo chino esclavizado, una víctima también) no se puede negociar: son truculentos, en el papel ponen una cosa y hacen todo lo contrario. Solo ellos desean ganar. Ni España, que es un país grande en todo sentido, puede lidiar con el mercado chino: el país europeo le compra a los asiáticos 18.000 millones (aprox.) de euros anuales, mas éstos apenas adquieren productos españoles por 3000 millones de euros: una balanza comercial desfavorable tremendamente y con productos de pésima calidad y peligrosos en todo sentido. Aquí nadie podrá competir con un mercado así: la industria china quebrará micro, pequeña, mediana empresa costarricenses. Los chinos todo lo replican: si tú vendes o fabricas, por ejemplo, guantes quirúrgicos a tres dólares por docena, ellos sacan guantes quirúrgicos a 0.50 centavos de dólar la docena. Así en todo y de una mala calidad espeluznante, casi rayana en la criminalidad.

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Anónimo dijo...

Muchas gracias Frank por tu extenso comentario. Sí, supongo que mi reino me hace ser poeta de éste mundo, el mismo que todos percibimos desde nuestros enclaves al unísono de un mismo sentimiento de impotencia.
De estar cruzando no se qué, tipo de umbral de autoexigencia en aras de un tipo de “profesionalidad” o como sea que eso se llame.

Mi experiencia me-nos lleva a plantear una culpa que hemos de saber desentenderla primero en nosotros mismos. Concretamente tú aludes una, como lo pueda ser la religión pero existen otras muchas y es de decir que los mecanismos funcionan enclave por enclave, en cada puesto de trabajo y se sabe como hacerlo. Un tipo de presión, como pueda serlo en mi caso, lo es como operario oficial en el sector metalúrgico, otros de mayor calado o responsabilidad supongo que deben de generar mayor tensión.

El artículo abre un vía concreta para poder nombrar aquello que padecemos uno a uno, que se traslada a cada puesto concreto, esperando a que haya una mano catalogadora de los fenómenos que separe justicia y diga esto no es de nosotros.

Que un acoso laboral del tipo que sea espera la asistencia de la ley, esa que a menudo falla y no escribe a tiempo. Ese peso que impone el sistema y escasamente detecta a golpe de telediarios en determinada cadena de suicidios.

Existe una línea muy delgada del esto mió-tuyo de nuestra circunstancia que día a día trato de superar. Y la misma poesía me lleva a rastrear precisamente y diferenciar una vía de negación justificada en aquello en mi capacidad de crear o destruir. Volver la mirada hacia un tipo de atención.

De nuevo gracias
Un abrazo
Miguel