sábado, 12 de febrero de 2011

DESVELO de Leticia Garriga





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.....Escucho el corazón de la ciudad como un redoble de tambor. Es de madrugada y se cubre del frío con su abrigo de neblina, sus personajes duermen, sueñan, aunque el insomnio no deja caer los párpados de algunos y el cerrar los ojos se vuelve un sueño...una pesadilla. Camino sobre adoquín húmedo y desfilan puertas y ventanas cerradas las que son el vivo retrato de sus dueños. Miro el final de la calle y percibo la desolación y el miedo que mana de un bar de mala muerte que finge estar feliz y se acompaña de la náusea y el desamor que se toman de la cintura y comparten su tristeza.
Los anuncios de neón palidecen y el plañir del jazz sale de la trompeta y se alarga, va a mi encuentro. Sigo mi camino y a mi paso me detengo ante las manos extendidas de un niño viejo que me pide limosna... y me duele intensamente el centro del pecho. No le doy nada, mi mirada lo recorre y con cara de pregunta sin respuesta... me alejo.
Escucho y busco pero no encuentro la fuente de aquel llanto de una voz sin nombre que rueda por la calle y me alcanza y me cala hasta los huesos. Mis pies me pesan tanto, me acerco poco a poco a una pareja que riñe bajo la luz tenue de una puerta cerrada con pintura desgastada de color rojo, el aire lleva el olor del agua podrida que escapa de la alcantarilla y me apresuro. Me alejo de su lucha interminable por ser y no dejar ser.
El barrendero rompe la postal nocturna de la ciudad cuando el alba pone brillo en el adoquín y se apagan las pocas luces que pardas y polvosas, iluminan pobremente la calle.
Estoy por fin frente a mi puerta azul, la abro y viene a mi encuentro el único amor que hoy me aguarda... mi perro.
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Leticia Garriga
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Leticia Garriga es una escritora mexicana que cultiva diversos géneros.
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En su blog encontramos una muestra de su quehacer literario:
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http://lenguajepalabrastiempo.blogspot.com/

4 comentarios:

Leticia dijo...

Un arribo inesperado al dogal de Estación de acacias... el polen de sus poemas-flores, ilumina y pinta de amarillo soleado el alma.
Gracias Ana, Miguel y Viktor.

Ana Muela Sopeña dijo...

Leticia, es una alegría haber traido tu texto de narrativa breve aquí, a esta Estación de acacias donde se respira mejor.

Un abrazo grande
Ana

Anónimo dijo...

Gracias Leticia por este texto. Gracias Ana por presentárnosla, su obra, su espacio que ahora podemos explorar

Al leerlo, he reconocido una sensación que tuve, no hace mucho. Era una noche bastante cerrada, calles anónimas, para hacerme huir todavía más de mí mismo. Si fue o no un desvelo al menos lo fue como un mal sueño, pequeños pasajes tras cruzar las esquinas, para acabar evitando, esquivando incluso a gente que conocía; ¿Dónde quedan nuestros deseos al acabar el día? Qué sellan esas puestas cerradas y tan débilmente iluminadas.
Tras de sí, la insoportable crudeza de un alba de advertencia…

Tal es como lo expreso, como aquellas sensaciones que ahora evoca el texto.

Bienvenida a este espacio

Un abrazo

Leticia dijo...

Miguel,me sorprendo de la distancia que nos separa en paralelos tan lejanos. Pero... más me causa admiración el acortarla y tocar la sensibilidad de los posibles lectores en espacios como el suyo.Gracias por manifestar tu evocación a partir de mi texto. Felicitaciones por dar vida a "Estación de acacias". Voy a leerte.