martes, 8 de marzo de 2011

VALENCIA SIGLO XXI, un poema inédito de Viktor Gómez

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¿ha de hurtarnos la noche
de existir vuestra solicitud?
¿en qué celdas no existís,
en qué penumbra arrinconados
menos visibles que la humedad?
crece la niebla y ya ni vuestros
vacíos se advierten en la confusión
de la perturbada ciudad fósil:
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palco de pulcritud
aquí están llorando
las enmudecidas
libélulas grises
del sueño hortícola...
ahogadas en la luz
excesiva y falsa,
de los focos rígidos
del campo de fútbol

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¿quiénes sobre nadie vierten
el cemento que los pasos borra
ingenuos de los desahuciados?
la ciudad de la pompa se alza
sobre un cementerio de huesos,
huesos del sueño quebrado
carne dada a los buitres del ladrillo
corazones aplastados por la sastrería
del sátrapa y su cuadrilla.
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Víktor Gómez, del poemario inédito
"POBREZA, 2010-2012"

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Acertado poema-panorama. Esto me recuerda el año la intromisión del Tratado de Maastricht en nuestra Constitución española allá por los años 92-93, hablándose de las Europas de las dos velocidades, por entonces se hacia esplendor y exuberancia de la velocidad de la Expo92 en Sevilla y de la forma de organizar las ciudades.
Ahora es la Valencia que queremos, pero, que está ya dada por encomendación de tipos, como los “Ecclestone del Fórmula1”, valga la redundancia de la velocidad de esta ciudad, para decirnos lo que tenemos o no que votar. Si por ello además hemos de perseverar en extender paseos al mar junto a sendos Partenón de las arenas junto a toques de trompeta, coral y sopranos, tenores o rimbombantes actos inaugurales sin advertir de otra Valencia que crece a sus espaldas, residual y hasta molesta.

La cosa va de trajes, vaya que si.., inclusive y pertinente si además podemos subvencionar series televisivas sobre la corrupción.

Muy crecidita está la cosa, ahora, desde que el señor Rajoy lo confirmara como candidato a las próximas elecciones.

Miguel Iñiguez

Leticia dijo...

Valencia,Valencia... me suena al eco de tambor que retumba en el corazón y se acrisola en la añoranza, una denuncia feróz del inexorable crecimiento de la mancha urbana que destroza nuestro paso ligero sobre el polvo aciago del camino viejo.
Un sentimiento universal en el que podemos identificarnos a través de la palabra, caudal del corazón abierto de Viktor y en la respuesta de Miguel
Poema-Manifiesto del eterno retorno, de ese ímpetu del hombre por transformar su entorno.¿Hacia dónde y destruyendo qué? Un síntoma más del enfermizo siglo XXI, el que no responde pero, reflexionando creo que es él hombre, quién transgrede su propio paradigma en medio del desequilibrio que desata el poder.
No son otros... somos los mismos.
Lo dicho, la "Estación de Acacias" es un lugar para la reflexión.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Querido Miguel:

gracias por la profundidad y certeza en tu lectura y relectura, exponiendo y exponiendote, en esto de los conflictos de la literatura con la política, y de paso con la impolitica tan presente.

Lo tenemos mal en Valencia quienes quisieramos que se trabajase lo político desde la innegociable honradez de sus funcionarios y electos representantes de las fuerzas más votadas. Aquí la corrupción parece estar ya descontada y sólo cuenta la fuerza o violencia mediática para agrupar en las próximas elecciones la más alta cuota de poder.

Lástima de país, de provincia, de ciudad, de vecindario....

Un abrazote,

Víktor

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Leticia:

no sé cómo responder a tu generosa intervención.

gracias, de verdad, por tu tiempo y atención, por tu generosa lectura,

un beset

Vik

Ana Muela Sopeña dijo...

Reflexivo poema nos presentas, Víktor. Y es que las ciudades tienen muchas caras, muchas facetas, muchas ciudades habitan en la misma ciudad. Unos se lucran, otras viven en la pobreza, sin un lugar donde habitar. Y mientras se habla de crecimiento ese crecimiento es a costa de otros. Unos se elevan, otras descienden por la espiral de la pobreza y cada vez esa pobreza es mayor.

Un excelente poema para pensar y pensar sobre nuestra realidad circundante, Víktor.

Un abrazo fraterno desde la poesía y la amistad
Ana