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Un gigante ha rugido en mi tierra y en mi morada
ha osado aparecer en la oscuridad de mi sueño.
Sin piedad ha tomado mi mundo y lo ha herido,
rompió caminos y vidas
hundiéndolas en grietas que ahora cruzan los senderos.
Los brazos de agua abrazaron mujeres, hombres y niños,
que a la orden del ogro los llevó mar adentro
acunados en su fuerte regazo, para no regresarlos jamás,
y el cielo los mira en silencio y negro.
Se ha abierto una herida, profunda. Difícil de sanar.
Acallado el gutural aullido
busco en los despojos de mi reino
las cáscaras de los que se fueron sin aviso, sin adiós.
Y ahora adormecida para intentar el olvido,
el monstruo se encarga a cada instante
de hacerme presente que aún acecha vigilante
volver a atacar.
Camino en silencio para que el gigante duerma
y no vuelva a despertar.
ha osado aparecer en la oscuridad de mi sueño.
Sin piedad ha tomado mi mundo y lo ha herido,
rompió caminos y vidas
hundiéndolas en grietas que ahora cruzan los senderos.
Los brazos de agua abrazaron mujeres, hombres y niños,
que a la orden del ogro los llevó mar adentro
acunados en su fuerte regazo, para no regresarlos jamás,
y el cielo los mira en silencio y negro.
Se ha abierto una herida, profunda. Difícil de sanar.
Acallado el gutural aullido
busco en los despojos de mi reino
las cáscaras de los que se fueron sin aviso, sin adiós.
Y ahora adormecida para intentar el olvido,
el monstruo se encarga a cada instante
de hacerme presente que aún acecha vigilante
volver a atacar.
Camino en silencio para que el gigante duerma
y no vuelva a despertar.
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Elisa Golott
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Elisa Golott ha vivido el terremoto (aún lo está viviendo)
en la ciudad de Santiago de Chile.
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