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La ciudad nos desnuda
en las horas vacías de la noche,
entre calles con lluvia,
a la luz de mi piel evanescente.
Las aceras invocan nuestros nombres
mientras el frío
cae
sobre
el
invierno
a través de farolas,
donde los que se fueron a otros mundos
habitan invisibles.
En el tiempo sin alba
tú buscas mi crisálida secreta,
para resucitar de las cenizas.
En el espacio oculto
persigo tus abrazos en penumbra,
para supervivir en el crepúsculo.
Ana Muela Sopeña
en las horas vacías de la noche,
entre calles con lluvia,
a la luz de mi piel evanescente.
Las aceras invocan nuestros nombres
mientras el frío
cae
sobre
el
invierno
a través de farolas,
donde los que se fueron a otros mundos
habitan invisibles.
En el tiempo sin alba
tú buscas mi crisálida secreta,
para resucitar de las cenizas.
En el espacio oculto
persigo tus abrazos en penumbra,
para supervivir en el crepúsculo.
Ana Muela Sopeña
4 comentarios:
Una magnífica reunión, nos invoca en el poema, Ana. Cuando en “Arquitectura de la araña”, Julio González Alonso, alude a esos hilos, sutilmente tejidos y dependientes uno de otro. Al tirar de uno de ellos, interactúan sobre los otros, somos dependientes, incluso de los que se fueron.
Aparecemos uno a uno, tras cada noche pensando en nuestras aportaciones, deseos más cercanos, repetición. Lo de “…crisálida secreta” es una buena metáfora, pone de relieve nuestra desnudez.
… que sirva de plataforma para esa transparencia
Un besote grande
Miguel
Querida Ana:
poesía que se exilia de la luz, opaca es la noche y sólo en los abrazos, en los vínculos, pervive el ave, la flor que no era flor, sino habla.
Un beset
Querido Miguel, la ciudad siempre nos contiene, nos desnuda y nos arropa. Es un universo que nos acoge o nos repudia.
Gracias por venir, amigo.
Un abrazo fuerte
Ana
Querido Víktor, del aislamiento sólo se sale con los vínculos, sí.
Gracias por estar entre estos versos simplemente humanos y urbanos.
Una abraçada
Ana
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